lunes, 31 de mayo de 2010

¿Me das un trozo de tu corazón?

Hay películas que desprenden sensibilidad desde el primer fotograma. “Once”, es una de ellas. Sin alardes técnicos y sin demasiado bombo, John Carney consigue llevar a cabo un proyecto lleno de momentos inolvidables. Alejándose de lo que se considera un musical al uso, Carney escribe y dirige una historia que sin buscar pretensiones nos arrastra canción tras canción, a la búsqueda de esa cosa –en muchas ocasiones bastante abstracta- que llamamos amor. 


Aunque en un principio, Carney pensó en Cillian Murphy para la película, tras la negativa del actor, al proyecto le fue difícil encontrar una financiación. Con poco dinero y muchas ganas, Carney tiró de amigos y ha conseguido un poquito del corazón de cada espectador. Carney sabe como, sin caer en la ñoñería, hacernos felices y salir de sala con la sensación de encontrarnos con un mundo mejor.

Las canciones compuestas por Glen Hansard (solista y guitarrista de The Frames), que van hilando la historia de dos personas: un chico (el propio Glen Hansard) y una chica (Markéta Irglová). Hay química, ternura, y deseo entre estas dos personas. Hay un algo que te clava en pantalla y te hace respirar más fuerte. La música, de una fuerza avasalladora, nos produce algunas de las mejores escenas de la película.

No se corta el director, en tenernos tres minutos de canción en la escena. No se azora en buscar planos sensacionales y en hacernos recordar que en el cine… hay que disfrutar.






"No te conozco
Pero te quiero
Principalmente por eso
Las palabras caen a través de mí
Y siempre me engañan
Y no puedo reaccionar
Y los juegos nunca cuentan
Más de lo que significan
Acabarán jugando a si mismos.

Toma este bote agujereado y llévalo hacia mi casa
Aún tenemos tiempo
Alza tu voz de esperanza, tienes una elección
Debes hacerlo ahora.

Cayendo lentamente, los ojos que me conocen
Y no puede volver atrás
Atmósferas que me toman y me borran
Y me pintan de negro
Ya has sufrido lo suficiente
Y luchado contra ti misma.
Ya es momento de que ganes.

Toma este bote agujereado y llévalo hacia mi casa
Aún tenemos tiempo
Alza tu voz de esperanza, tienes una elección
Debes hacerlo ahora.

Toma este bote agujereado y llévalo hacia mi casa
Aún tenemos tiempo
Alza tu voz de esperanza, tienes una elección
Debes hacerlo ahora.
Cayendo lentamente, canta tu melodía
Yo la cantaré contigo."


La canción ganó el Oscar. Recompensa para una película independiente rodada en poco más de veinte días y con un presupuesto que no supera a los 150.000 dólares: el filme ha ganado más de veinte millones de dólares en taquilla. 

Personajes unidos por una aspiradora que acaban haciendo un dueto en una tienda de instrumentos musicales y entonces salta la chispa. 
Filme que justifica la aparición de la música englobada en la historia. Por una letra íntima cantada a oscuras, a un perdido amor y en la soledad de la pérdida aparecen canciones escritas por corazones rotos. Los personajes hablan y se desnudan con las canciones. 
¿Un musical sin ser un musical? Posiblemente sea uno de los pocos filmes que no bordan ese pretendido ridículo e inverosimilitud. Aún así la película de John Carney alcanza un punto cursi, tal vez pretendido para amoldar la historia a las situaciones que plantea.
Película viva y revitalizante de improvisación cinematográfica callejera. Merece un visionado. Aunque sólo sea Una vez.





"Es que me siento solo y tú eres fabulosa ".

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